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Mercado de Navidad en Viena |
Tercer día en Viena
Palacio Imperial de Hofburg, Naschmarkt, Catedral de San Esteban, Figlmüller at Wollzeile y Kaffee Alt Wien
Como el día anterior, nos levantamos temprano para desayunar y empezar las visitas del día a una hora razonable. Ese día nos tocaba visitar otro de los lugares imprescindibles de la ciudad y lugar de peregrinaje de los más fans de Sisí (que los debe haber). El
Palacio Imperial de Hofburg era la residencia habitual de la realeza austríaca, actualmente es la residencia del Presidente de la República de Austria y es donde se puede ver más información sobre la vida de la emperatriz Elizabeth, conocida como
Sisí.
Con el ticket que habíamos comprado por Internet, y que ya habíamos utilizado el día anterior en el
Palacio de Schönbrunn, teníamos acceso a la colección de platería de la corte (
Silberkammer), con más de 7.000 objetos expuestos, también acceso a los aposentos imperiales (
Kaiserappartements), durante más de 6 siglos residencia de los Habsburgo y finalmente al Museo de Sisí (
Sisi Museum), con más de 300 objetos personales que pertenecieron a la emperatriz Elizabeth. La visita evidentemente fue muy interesante, pero al final tuvimos que acortarla un poco porque los niños ya empezaban a estar saturados de emperadores, riquezas y audio guías.
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Palacio Imperial de Hofburg |
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Kaiser Franz I |
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Colección de platería de la corte |
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Kaiserappartements y Museo de Sisi |
Al salir del
Palacio Imperial de Hofburg nos fuimos andando hasta el cercano
Naschmarkt, el mercado más popular de Viena con más de 100 puestos de comida al aire libre y donde se puede encontrar una gran variedad tanto de restaurantes como de tiendas con productos de todo el mundo. Era jueves, así que no estaba muy lleno de gente y se podía pasear tranquilamente, aunque tuvimos un poco la sensación que era un lugar más para turistas que para gente local.
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Naschmarkt |
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Naschmarkt |
Para la comida habíamos reservado un restaurante en el centro y, como todavía teníamos un poco de tiempo, aprovechamos antes de ir a comer para entrar un momento y ver por dentro como era la
Catedral de San Esteban (
Stephansdom).
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Stephansdom |
El restaurante al que íbamos era el
Figlmüller at Wollzeile, en un pequeño y estrecho callejón justo al lado de la Catedral. Cuando llegamos, la puerta de entrada estaba llenísima de gente haciendo cola para comer y empezaba a llover, con lo que la situación era un poco caótica, pero por suerte nosotros habíamos reservado mesa y nos hicieron pasar para dentro. Comimos su famosa especialidad desde el año 1905, el
Figlmüller-Schnitzel (un enorme
Wiener Schnitzel que se salía del plato), también
Emmentaler gebacken mit Sauce Tartare (queso emmental empanado con salsa tártara),
Hühner Cordon Bleu (pechuga de pollo rellena de queso y jamón) y otra de las especialidades de la casa que era el
Wiener Tafelspitzim (una pequeña cazuela con ternera y verduras). La comida, con pan, vino y agua nos costó a los cinco 76 euros y, aunque no estaba nada mal, quizás fue el restaurante que menos nos gustó por lo pequeño y abarrotado que estaba y por esa sensación de estar en un lugar muy turístico donde quieren que te vayas rápido para que entren los siguientes.
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Wiener Tafelspitzim |
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Figlmüller-Schnitzel
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Emmentaler gebacken mit Sauce Tartare |
Salimos del restaurante y nos volvimos otra vez a la
Catedral de Viena, justo al lado, ya que habíamos visto que a las dos y media salía una visita guiada por las
catacumbas y nos parecía que podía ser una actividad divertida con los niños. Esperamos que llegara el guía y bajamos todo el grupo de gente que estábamos esperando por unas escaleras que nos llevaban justo debajo de la Catedral. La visita, en inglés y alemán, duró poco más de 30 minutos y fue una experiencia instructiva aunque los niños no tenían muy claro esto de pasear entre ataúdes y calaveras.
Con esa sensación de falta de postres después de comer y después de ver los bajos de la Catedral, decidimos buscar cerca algún lugar para sentarnos tranquilamente sin prisas a tomar un café y una tarta. Justo al lado encontramos un sitio encantador, el
Kaffee Alt Wien con una sala al fondo del local para no fumadores donde pudimos relajarnos un poco del gentío que rodea la Catedral y las calles peatonales de alrededor. Esta vez, a parte del café y el té de rigor, decidimos ir a lo que seguro nos gustaba y pedimos el clásico
Wiener Apfelstrudel y el
Topfenstrudel, una tarta parecida al
Apfelstrudel pero rellena de queso. Espectaculares!!
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Kaffee Alt Wien |
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Wiener Apfelstrudel |
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Topfenstrudel |
Pero aunque habíamos comido bien y habíamos tomado unas fantásticas tartas de postre, a los niños todavía les faltaba una cosa que desde el primer día buscaban. El año anterior cuando habíamos viajado a Praga habíamos descubierto los
Trdelník, un pastel tradicional de la cocina eslovaca que estaba en todos los Mercados de Navidad y que cada día comían. Desde que llegamos a Viena buscábamos en cada Mercado si había algún lugar donde encontrarlo, pero se ve que no es muy popular en Austria. Así que esa tarde, después de las catacumbas y de las tartas, nos dedicamos a pasear por los Mercados de Viena en busca de alguna parada de Trdelník, hasta que encontramos un puesto en el
Altwiener Christkindlmarkt. Por fin los niños tenían la recompensa a su insistencia.
Antes de marcharnos al apartamento a pasar nuestra última noche en Viena, fuimos a
Julius Meinl Am Graben, una tienda de comida delicatesen en pleno centro de Viena y catedral de los
foodies, donde compramos algunas provisiones para la cena y para llevarnos a casa. Después volvimos al Mercado de la
Rathausplatz a dar el último paseo y despedirnos.
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Altwiener Christkindlmarkt |
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Mercado de la Rathausplatz |
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Pista de hielo en el Mercado de la Rathausplatz |
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Mercado de la Rathausplatz |
Cuarto día en Viena
Museo de Historia Natural y Cafe-Restaurant Carmen und Ich
Nuestro avión de regreso a Barcelona salía a las seis de la tarde, con lo que prácticamente teníamos todo el día para aprovechar y hacer las últimas visitas. Habíamos pactado con el propietario del alojamiento que nos dejaría estar hasta las tres aproximadamente, así que no teníamos que preocuparnos por llevarnos el equipaje durante todo el día. Como las predicciones del tiempo no eran muy buenas decidimos dedicar la mañana a visitar el
Museo de Historia Natural (
Naturhistorisches Museum) que está en la Maria-Theresien-Platz y del que habíamos leído muy buenas opiniones en especial si se va con niños como era nuestro caso. Cuando llegamos no había mucha gente, pagamos 12 euros cada adulto para entrar (los niños entran gratuitamente) y dejamos abrigos y mochilas en el guardarropa que hay en el Museo.
Nos pareció un museo espectacular, dicen que es uno de los mejores del mundo en su categoría, con colecciones muy completas de minerales y meteoritos, animales disecados, una sala de dinosaurios, etc. y con algunos objetos especialmente importantes como por ejemplo la famosa Venus de Wilendorf, una pequeña estatuilla que tiene más de 25.000 años y que representa el estereotipo de belleza y fertilidad conocido más antiguo del mundo.
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Naturhistorisches Museum |
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Venus de Wilendorf en el Naturhistorisches Museum |
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Naturhistorisches Museum |
Los niños salieron encantados del museo, aprovechamos para dar una vuelta y hacer las últimas compras en el mismo Mercado navideño que había en la Maria-Theresien-Platz y nos fuimos a comer otra vez, como el primer día que llegamos, al Cafe-Restaurant Carmen und Ich que nos quedaba cerca del apartamento. Recogimos las maletas y nos fuimos en tren hasta el aeropuerto. Desde las mismas máquinas de venta que hay en las estaciones de metro es posible comprar los billetes al aeropuerto, así lo hicimos y llegamos en tiempo para coger el avión que nos devolvía a casa.
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Flughafen Wien-Schwechat |