PREPARATIVOS Y RUTA DE UN VIAJE A TAILANDIA CON NIÑOS

Wat Yai Chai Mongkhon (Ayutthaya)
Wat Yai Chai Mongkhon (Ayutthaya)

Hacía años que teníamos pendiente un viaje por el sudeste asiático y Tailandia era el país perfecto para hacer esta incursión con nuestros tres hijos. Es un país que aporta un toque exótico a la vez que la comodidad necesaria si se viaja con niños.

La primera decisión fue la de la compra de los billetes de avión, viajando cinco personas es el gasto más importante del viaje. Después de hacer un seguimiento de precios, finalmente encontramos unos vuelos que encajaban perfectamente por fechas, horarios, conexiones y precio. Un vuelo de Swiss con una única escala corta en Zúrich y con unos horarios que no nos obligaban a madrugar, factores a considerar cuando viajas con niños. Los billetes los compramos el mes de diciembre a un precio de 550 euros por persona para viajar durante el mes de agosto siguiente.



Una vez comprados los vuelos intercontinentales llegó el clásico dilema: ¿improvisamos el viaje al 100% o planificamos la ruta y los alojamientos? Aunque nuestra experiencia viajera anterior a ser padres era siempre a base de improvisación, en este caso lo tuvimos más claro desde el principio: era preferible planificar un poco. El motivo era doble. Primeramente porque algunos desplazamientos largos dentro del país son mucho más fáciles y cómodos de hacer en avión, y los vuelos internos de compañías Low Cost eran mucho más económicos comprados con antelación. En segundo lugar, viajando con niños en un país como Tailandia en una época del año muy calurosa, creíamos importante poder dormir siempre que pudiéramos en hoteles aptos para los niños, a poder ser con piscina y bien ubicados para evitar largos desplazamientos. 

Viajando cinco personas el tema del alojamiento es uno de los más sensibles, ya que a menudo los hoteles te ofrecen dos habitaciones para poder dormir todos, cosa que queríamos evitar. Muchos de los alojamientos más económicos están pensados para viajeros en pareja o máximo para tres personas. No obstante, si puedes organizar el viaje con algo de antelación, no es un problema. Este también fue uno de los factores principales para decidir reservar todos los alojamientos antes de viajar y dejar la improvisación por otro viaje.

En el caso de Bangkok elegimos la opción de alojarnos en un apartamento (reservado a través de Airbnb). A la hora de buscarlo priorizamos las características del apartamento y los servicios que ofrecía por encima de la localización, así nos terminamos alojando en un complejo con piscinas en el barrio de Ding Daeng (fácil acceso al centro en transporte público). Tener alojamiento con piscina es un elemento clave cuando viajas con niños, ellos aguantan todo el día mucho mejor (museos, templos, calores, lluvias,...) si saben que después tendrán su dosis de piscina.

Para el resto de destinos en Tailandia reservamos hoteles siguiendo recomendaciones de otros viajeros con niños, o siguiendo las recomendaciones de Tripadvisor y Booking básicamente. Las reservas las hicimos principalmente con Booking o con Agoda, portales que normalmente te permiten hacer cambios y cancelaciones de manera gratuita. Algunas otras reservas fueron simplemente por correo electrónico sin fianza ni tarjeta de crédito. Así, teníamos unas reservas aseguradas, pero cierto margen de maniobra hasta el último momento. 

Habíamos terminado planificando la ruta con el alojamiento reservado y dos vuelos internos comprados: vuelos con AirAsia de Chiang Mai a Surat Thani (45 euros por persona) y de Surat Thani a Bangkok (19 euros por persona).

La ruta planificada final fue la siguiente:

Día  1 – Llegada a Bangkok
Día  2 – Bangkok
Día  3 – Bangkok
Día  4 – Bangkok
Día  5 – Ayutthaya
Día  6 – Sukhothai
Día  7 – Sukhothai
Día  8 – Chiang Mai
Día  9 – Chiang Mai
Día 10 – Chiang Mai
Día 11 – Chiang Mai
Día 12 – Koh Samui
Día 13 – Koh Samui
Día 14 – Koh Samui
Día 15 – Koh Phangan
Día 16 – Koh Phangan
Día 17 – Bangkok
Día 18 – Salida de Bangkok

El tema de las vacunas y la salud hay que consultarlo con el centro de vacunación internacional. Nosotros, antes de planificar la ruta, contactamos con Sanidad Exterior para ver qué zonas eran susceptibles de necesitar profilaxis para la malaria. Teníamos claro que no queríamos dar vacunas muy fuertes ni profilaxis para la malaria a nuestros hijos. De este modo, cuando configuramos la ruta que haríamos, ya descartamos algunos destinos (sobre todo toda la zona fronteriza con Myanmar y Laos). Aparte de las que se incluyen en el calendario de vacunación habitual, la única vacuna que finalmente necesitamos fue la de la Fiebre tifoidea

También relacionado con el tema de la salud, hay que tener en cuenta las posibles alergias alimentarias de los niños (y los padres). En Tailandia se cocina con productos que quizás los niños no han probado nunca y que, por tanto, pueden ser alérgicos para ellos sin que lo sepamos. Por eso, antes del viaje fuimos un par de veces a comer a un restaurante tailandés en Barcelona donde intentamos probar un poco de todo. La leche de coco y los anacardos, por ejemplo, son productos muy utilizados en la cocina tailandesa y que aquí son poco habituales.

La confección del botiquín fue lo que nos llevó más tiempo (y dinero). Viajando con tres niños a un país como Tailandia vale más ser precavido, aunque por lo que leímos la sanidad en el país no es mala (sobre todo para los occidentales con seguro médico), preferíamos no tener que comprobarlo. Básicamente queríamos tener recursos por si había diarreas, anginas, otitis,... los que tengáis hijos ya sois expertos en estos temas. 

Obviamente, antes del viaje hay que tener toda la documentación al día (pasaportes con vigencia, etc.). Nosotros sólo llevamos los pasaportes y el permiso de conducción internacional, que nos sacamos por si algún día queríamos alquilar un coche. No llevamos ni DNI ni libro de familia, aunque teníamos toda la documentación escaneada y colgada en Dropbox por si era necesario.

Finalmente, y ya como detalles prácticos previos al viaje, había un tema logístico muy importante: qué equipaje llevar donde cupiera la ropa y los extras necesarios para cinco personas, pero que sólo lo tuviéramos que cargar dos personas. La solución, una maleta grande de 90 litros, una maleta mediana de 60 litros y dos mochilas pequeñas para el día a día y para subir al avión como equipaje de mano. Con este espacio limitado, para que pudiéramos movernos con facilidad y sin muchos problemas, teníamos que llevar todo lo necesario. La opción elegida fue perfecta para nosotros, no echamos de menos nada e incluso después vimos que hubiéramos podido dejar algo más en Barcelona.



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